lunes, 16 de enero de 2023

Una anécdota de al-Šarīšī a propósito del estornudo

Ahora que estamos en enero, pleno invierno, y los virus no dejan de acosarnos y atacarnos, conviene recordar lo que, en su comentario a la maqāma XXII (Šarḥed. Muḥammad Abū l-Faḍl Ibrāhīm III 53-4), narra al-Šarīšī acerca de lo que dijo el Profeta Muḥammad a propósito del estornudo: 

Cuando uno de vosotros estornude debe declamar al-ḥamdu li-l-lāh (alabado sea Dios), y el que le desee salud: yarḥamu-ka l-lāh (¡Dios se apiade de ti!), y de nuevo el primero responder [a modo de agradecimiento]: yuhdī-kumu l-lāh wa-yalaḥu bi-l-kum (Dios os guíe por la senda correcta y sea la paz con vosotros).

 Para luego añadir la anécdota siguiente:

 Uno de los relatos más curiosos sobre el estornudo es el de un sufí de mi ciudad que sabía de memoria mucha poesía, y en cuya aula (maŷlis) no se pasaba una idea por alto sin que sobre ella se compusiera un verso. Y sucedió que un hombre estornudó en su presencia y los presentes le desearon salud, pues [antes] él los había bendecido. Y vio el sufí que si él también decía salud debía interrumpir su recitación, lo que no le parecía correcto, pero que, de no hacerlo, estaría cometiendo una falta de piedad y cortesía. Entonces, rogó a sus discipulos que alguno de ellos pusiera en verso este pensamiento. Y dijo el noble visir Abu ῾Amr Ibn Muḥammad [Ibn Giyā al-Šarīšī]:

¡Oh tú que estornudas, salud, pues proclamas la alabanza a Dios!
Ruega con la más pura de las intenciones que perdonemos a nuestro maestro
y dile: ¡mi bendición se dirige a todos los que nos encontramos en tu presencia!
Así, oh señor de la generosidad y del generoso, que Dios honre a tu concurrencia,
y si de ti oímos “salud”, serás por ello digno de alabanza.





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