Ahora que estamos en enero, pleno invierno, y los virus no dejan de acosarnos y atacarnos, conviene recordar lo que, en su comentario a la maqāma XXII (Šarḥ, ed. Muḥammad Abū l-Faḍl Ibrāhīm III 53-4), narra al-Šarīšī acerca de lo que dijo el Profeta Muḥammad a propósito del estornudo:
Cuando uno de vosotros estornude debe declamar al-ḥamdu
li-l-lāh (alabado sea Dios), y el que le desee salud: yarḥamu-ka l-lāh
(¡Dios se apiade de ti!), y de nuevo el primero responder [a modo de
agradecimiento]: yuhdī-kumu l-lāh wa-yaṣlaḥu bi-l-kum (Dios os guíe por la senda
correcta y sea la paz con vosotros).
Ruega con la más pura de las intenciones que perdonemos a nuestro maestro
y dile: ¡mi bendición se dirige a todos los que nos encontramos en tu presencia!
Así, oh señor de la generosidad y del generoso, que Dios honre a tu concurrencia,
y si de ti oímos “salud”, serás por ello digno de alabanza.
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