viernes, 11 de abril de 2025

Aclaraciones sobre el lugar de la Batalla del Guadalete en las fuentes árabes y latinas

1. Obras históricas

La hipótesis más reciente acerca del lugar del encuentro entre los ejércitos de Tāriq y Rodrigo se fundamenta, sobre todo, en el pasaje de la anónima Crónica mozárabe de 754 que afirma cómo el rey Rodrigo, tras “congregar un gran número de fuerzas militares para luchar contra los árabes y contra los moros enviados por Muza, es decir, por Taric Abuzara el Conquistador, y otros […] se puso en marcha hacia las montañas transductinas (transductinis promonturiis) con la intención firme de luchar contra ellos. Sin embargo, encontró la muerte allí mismo, durante la batalla, en medio de la espantada general de todo el ejército godo”. Si bien la referencia a esos transductinis promonturiis indica que las huestes de Rodrigo partieron hacia el sur, en dirección a los montes que rodean Algeciras, la Iulia Tra(ns)ducta de época visigoda, o a los promontorios cercanos a ésta, uno de ellos el peñón de Gibraltar, nada en el texto resulta lo suficientemente categórico como para asegurar que la refriega tuviera lugar en algún punto específico de ese entorno.

Las fuentes árabes son más precisas en este aspecto, a pesar de que la investigación reciente rechace su contribución a los hechos argumentando que las primeras que se refieren a ellos se redactaron un siglo después de los mismos y, además, no son andalusíes; sin embargo, lo cierto es que todas parten de obras anteriores y contemporáneas a los acontecimientos, como vemos en los Futūḥ del historiador egipcio Ibn ‘Abd al-Ḥakam, texto escrito alrededor del año 860 a partir de recopilaciones, hoy perdidas, de los siglos VIII y IX. Esta obra es la primera y más importante sobre la conquista musulmana del norte de África e Hispania. En ella se recoge un relato similar al de la Crónica mozárabe de 754, que narra cómo Rodrigo fue “en busca de Tāriq, que estaba en el monte (Gibraltar), y cuando estuvo cerca, salió Tāriq a su encuentro”. Ese lugar próximo dice Ibn ‘Abd al-Ḥakam que se llamaba Šiḏūna (Sidonia), y que estaba junto a un río “que hoy se llama Umm Ḥakīm, a donde llegó Rodrigo desde Toledo. Ese último topónimo no es sino una más que probable confusión del autor con el de la isla homónima en la bahía de Algeciras.

Conviene aclarar que Šiḏūna era el nombre de la ciudad con que también era conocida la cora en la que se asentó parte del ŷund sirio de Palestina a mediados del siglo VIII, y que abarcaba el centro y norte de la actual provincia de Cádiz, desde el río Barbate, que la separaba de la de Algeciras por el sur, hasta la línea que, desde Lebrija hacia Šillibār (Geribel, Montellano), por el norte, la dividía de las coras de Morón, Sevilla y Niebla, actuando como fronteras naturales a este y oeste, respectivamente, la serranía de Ronda, donde comenzaba la cora de Takurunna, y el océano Atlántico. Según algunos autores, en el momento de la conquista de Hispania toda esta región, junto a la de la posterior cora de Algeciras, era conocida como rīf Šiḏūna o Šiḏūna, antes de su división, lo que llevaría a diversos cronistas y geógrafos a la imprecisa localización de muchos topónimos en una u otra región, como parece deducirse de algunas de las narraciones sobre la batalla.

Con todo, a partir del siglo X, la mayoría de autores y obras, partiendo de Ibn al-Qūṭiyya y de Aḥmad al-Rāzī, coinciden en la ubicación de la batalla a orillas del río (wādī o nahr) Lakka, en el distrito de Šiḏūna. Si bien la excepción la marcan los Ajbār maŷmū‘a, del siglo XI, que afirman que el encuentro entre Rodrigo y Tāriq tuvo lugar en un lugar de Algeciras llamado al-Buḥayra[7], e Ibn Ḥayyān, que dice que fue en el wādī Lakka, también de la tierra de Algeciras, la anónima Fatḥ al-Andalus, redactada entre los siglos XI y XII, detalla cómo “el rey Luḏrīq (Rodrigo) […], tras movilizar a la gente de su reino, salió hacia la zona de Algeciras […] y de este modo llegó a acampar ante el wādī Lakka, en la cora de Sidonia […]. Los musulmanes se pusieron en marcha con su ejército e hicieron alto cerca del de Luḏrīq, a orillas del wādī Lakka”. La contienda se prolongó siete días, según esta misma crónica, hasta que “Dios dio la victoria a los musulmanes […], mientras que Luḏrīq huyó a un lugar al que llaman al-Sawānī […]”. Este último nombre aparece también en el relato de Ibn al-Šabbāt (s. XIII), que afirma que Rodrigo, al tener noticia del desembarco de Tāriq en al-Andalus, “reunió a las gentes de su reino, y partió del alcázar de Córdoba hacia la región de Algeciras […]”, avanzando con su hueste “hasta descender al wādī Lakka, en la cora de Šiḏūna […]”. Tras la batalla, Rodrigo, “tratando de salvarse, escapó hacia un lugar llamado al-Sawāqī […]”.

Otras obras de entre los siglos XII-XIII, como Al-Kāmil fī l-Taʼrīj del oriental Ibn al-Atīr, la Ḥullat al-Siyārāʼ del valenciano Ibn al-Abbār, así como la geografía de al-Zuhrī, afirman igualmente que el choque entre los ejércitos de Rodrigo y Tāriq tuvo lugar en el río Lakka, en el territorio de Šiḏūna. Curiosamente, en su edición de la Ḥulla, Hussain Monés corrige la expresión nahr Lakka del manuscrito original por nahr Lakko, seguramente por la influyente corriente que, desde el XIX, identificaba Lakka con al-Buḥayra para llevar el escenario de la batalla a la laguna de La Janda, en la comarca del mismo nombre, junto a Vejer de la Frontera y Barbate.

Con todo, la obra De rebus Hispaniae del arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada (1170-1247), recogerá, entre otras noticias de fuentes diversas, la tradición cronística árabe para señalar que el rey Rodrigo, “después de reunir a todos los godos salió al paso de los árabes y se apresuró con valentía a detenerlos. Y habiendo llegado al río que se llama Guadalete (Vedelac en la mayoría de manuscritos, Vadalac en otros), cerca de Asidona, que ahora es Jerez, el ejército africano acampó en la otra orilla”. Este texto será utilizado por la Primera Crónica General de Alfonso X, en la que leemos también que el rey Rodrigo “ayuntó todos los godos que con ell eran; et fue mucho atreuudamientre contra ellos, et fallólos en el río que dizen Guadalet, que es acerca de la cibdad de Assidonna, la que agora dizen Xerez. E los cristianos estauan aquend el río et los moros allende, pero algunos dizen que fue esta batalla en el campo de Sangonera, que es entre Murcia et Lorca”.

Las fuentes árabes redactadas durante el siglo XIV continuarán recogiendo esta información de la refriega entre cristianos y musulmanes junto al wādī Lakka del distrito de Šiḏūna, desde al-Nuwayrī hasta Ibn al-Jaṭīb e Ibn Jaldūn, quien la sitúa concretamente en el alfoz de Šarīš (Jerez de la Frontera). Ibn ῾Iḏārī y la anónima Ḏikr bilād al-Andalus omiten ese dato y hablan de un indeterminado wādī l-tīn en el que Rodrigo se ahogó tras escapar del enemigo. Por su parte, el historiador norteafricano al-Maqqarī (XVI-XVII) recoge en su Nafḥ al-ṭīb las versiones de autores diversos y así, a partir de ellas, afirma que el encuentro entre Rodrigo y Tāriq “fue en el wādī Lakka, de la cora de Sidonia” y, líneas más adelante, que “ambos ejércitos se enfrentaron en la laguna (al-buḥayra)”.

En definitiva, el lugar donde los ejércitos musulmán y visigodo se enfrentaron parece diáfano en la cronística árabe. Como acabamos de comprobar, la mayoría de obras lo emplazan en la cora (kūra o a῾māl) de Šiḏūna (Sidonia) junto al río (wādī o nahr) Lakka. Sólo los Futūḥ lo ubican en el wādī Umm Ḥakīm, también de la provincia de Šiḏūna, y los Ajbār en la al-buḥayra de al-Ŷazīrat al-Jaḍrā’ (Algeciras), misma demarcación en la que Ibn Ḥayyān localiza el wādī Lakka. Ibn Jaldūn, por su parte, sitúa la batalla en el “alfoz de Jerez (faḥṣ Šarīš), y otros autores como el anónimo del Ḏikr o Ibn ῾Iḏārī hacen morir a Rodrigo en un wādī l-ṭīn indeterminado, mientras que otros relacionan su desaparición con el lugar llamado al-Sawānī/al-Sawāqī. Según el Fatḥ e Ibn al-Šabbāṭ, la ofensiva sucedió en el wādī Lakka, de la tierra de Šiḏūna, en el camino de Rodrigo y sus huestes desde Toledo hacia el sur, concretamente a la región de Algeciras, afirmación similar a la de la Crónica mozárabe, que narra cómo Rodrigo fue al encuentro del enemigo musulmán “a los transductinis promonturiis”.

 

2. Obras geográficas

Conviene también hacer relación de algunas obras geográficas árabes en las que se mencionan y distinguen algunos de los topónimos que aparecen en el relato de la conquista y que se han confundido entre sí, con mayor o menor intención, para trasladar el escenario de los acontecimientos a la comarca de La Janda y la región de Algeciras. Ya hemos señalado que, en diversas ediciones y traducciones de algunas fuentes árabes, la lectura y transcripción de los nombres Lakka y wādī Lakka aparecen cambiados en Lakko y wādī Lakko para hacerlos equivalentes al latino lacus (“lago, laguna”) y al topónimo al-Buḥayra, ciudad o región de la cora de Algeciras, frontera con la de Šiḏūna, identificada con la antigua laguna de La Janda.

Esta al-Buḥayra, término que en árabe designa, efectivamente, a un lago o laguna, y que en castellano ha dado el arabismo “albufera”, la describe y localiza junto al río Barbāṭ (actual Barbate) el geógrafo al-‛Uḏrī (s. XI) de la siguiente manera:

“La ciudad de al-Buḥayra es un territorio agrícola y ganadero, de palmeras y de cría animal. El río Barbāṭ es el río que está en Šiḏūna. Los habitantes de Al-Ándalus se refugiaron en él durante algunos años de escasez, conocidos como los años del Barbāṭ, pues la gente se trasladó allí y se benefició de su fertilidad. El origen de este río proviene de la montaña conocida como Munt Šīt. Cuando el río Barbāṭ fluye con fuerza hacia al-Buḥayra, se hace difícil [...].”

Esta descripción, interrumpida en ese punto en el manuscrito original, aparece de un modo similar en al-Rāzī, quien señala que, en el término de Algeciras, se halla una “grand laguna (al-buḥayra), e es tierra de buena sementera e de muy buena criança. E yaze sobre el rrio de Barbate”. Otras obras redundan en lo mismo y, de este modo, leemos en el Ḏikr que en las cercanías de Algeciras se halla “al-Buḥayra […] tierra agrícola, ganadera y muy apropiada para la cría de abejas y animales”, análoga descripción a la que hace Ibn Gālib, que añade, además, que el linde de la cora de Algeciras lo marca el Barbate (Barbāṭ), que rodea a al-Buḥayra, región limítrofe con la jurisdicción de Sidonia. Aunque este río suele citarse como frontera entre las coras de Algeciras y Sidonia, al-Rāzī y otros autores como Yāqūt, lo sitúan en esta última. El enclave es mencionado también por Ibn al-Faraḍī en la biografía del alfaquí Abū Isḥāq Ibrāhīm b. Qays (m. 360=971-2) de la gente de Sidonia, del que nuestro autor dice que era habitante de al-Buḥayra, probablemente la ciudad que describe al-‛Uḏrī en la región del mismo nombre y cuya identificación presenta no pocas dificultades como veremos más adelante.

Por su parte, tanto la Nuzha como el Uns del ceutí al-Idrīsī (s. XII) recogen, en el camino de la costa entre Algeciras y Sevilla, los nombres de los ríos Barbāṭ y Bakka, este último fácilmente identificable con el Salado de Conil, entre esta población y la de la también llamada Bakka (Becca, ruinas próximas a los actuales Caños de Meca), al sur del estrecho de Sant Bāṭar (Sancti Petri, punta del Boquerón, San Fernando, junto a Chiclana). Además, en la vía terrestre que unía aquellas dos mismas ciudades, al-Idrīsī cita el lugar de Bakkat Qamarāt y, más al norte, el wādī Lakka, río a tan sólo cuatro millas de Šarīš (Jerez de la Frontera).

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