miércoles, 20 de agosto de 2025

Lápida funeraria meriní de Jerez

Durante las obras de restauración de la iglesia de San Dionisio de Jerez en 1965, apareció una lápida funeraria de mármol, que actualmente se conserva y expone en el Museo Arqueológico Municipal de Jerez (nº de inventario: IG 0837). Las características del arco de herradura que enmarca la inscripción, así como el estilo epigráfico, en letra cursiva, apuntan a un contexto cronológico en torno a la presencia meriní en la zona, entre 1264 y 1267, cuando Jerez (Šarīš) estuvo en manos de Abū Ṯābit ʽĀmir b. Idrīs b. ʽAbd al-Ḥaqq, caudillo y señor de la ciudad.

Lápida meriní hallada en la iglesia de San Dionisio de Jerez
y que se expone en el Museo Arqueológico Municipal de la ciudad
(n.º inventario: IG. 0837)

Estructura habitual de las lápidas meriníes

Las lápidas funerarias meriníes, especialmente las destinadas a notables, cadíes o miembros de la élite militar, suelen seguir una estructura relativamente fija que consiste en:

  1. Invocación inicial (basmala): “En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso”.

  2. Identificación del difunto: fórmulas de humildad (al-ʽabd al-faqīr ilà Llāh) seguidas del nombre completo y, a menudo, de su genealogía o adscripción dinástica.

  3. Elogios y títulos: en el caso de dignatarios, se incluyen epítetos como al-muŷāhid fī sabīl Allāh (“combatiente en el camino de Dios”) o nāṣir al-dīn (“defensor de la religión”).

  4. Oración fúnebre: peticiones de perdón, misericordia y acceso al Paraíso.

  5. Fecha de defunción: con la mención del día, mes y año de la Hégira.

  6. Bendición final sobre el Profeta y su familia.

El marco epigráfico suele estar acompañado de un arco de herradura o lobulado que subraya el carácter sagrado del texto y lo integra en una estética oficial meriní, visible en otras piezas conservadas en Fez, Rabat, Salé, Ceuta y Algeciras.

La lápida jerezana, por tanto, encajaría plenamente en esta tradición oficial, lo que refuerza la hipótesis de que se trate de la sepultura de un personaje de relevancia en la etapa meriní de la ciudad. Desgraciadamente, el estado de conservación de la inscripción es bastante deficiente y sólo se adivinan algunas letras y palabras de lectura casi imposible en la parte baja de la pieza. Con todo, es posible hacer una hipotética reconstrucción del texto jerezano a partir de otras estelas meriníes, aunque por ahora es imposible dar con el nombre del personaje ni con la fecha exacta de su óbito. En mi libro de epigrafía jerezana (p. 64) publiqué una posible lectura de la penúltima línea de la inscripción, donde parece leerse un ṣallà Allāh ʽala sayyidi-nā Muḥammad. Asimismo, quise ver el mes de rabīʽ en la última. Sin embargo, un análisis más detenido de la pieza y la comparación con paralelos meriníes invitan a pensar que, en realidad, debe leerse raŷab (رجب), lo que encajaría mejor con la secuencia visible que ahora nos atrevemos a ampliar:

Texto árabe hipotético (reconstrucción)


Transcripción

Bismi Llāhi l-Raḥmāni l-Raḥīm
Hāḏā ḍarīḥu l-ʽabdi l-faqīri ilà Llāhi taʽālā
[Fulān b. Fulān min aʽyāni l-Marinīyīn]
al-muŷāhidu fī sabīli Llāh, nāṣiru l-dīn
Ḡafara Llāhu lahu wa raḥimahu wa askanahu fasīḥa ǧannātihi
wa tuwuffiya fī yawmi … min šahri raŷab sanat 663
Ṣallà Llāhu ʽalà sayyidinā Muḥammad ḫātami l-nabiyyīn
wa ʽalà ālihi l-ṭayyibīn al-ṭāhirīn wa sallama taslīman kaṯīrā

Traducción

En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso.
Este es el sepulcro del siervo necesitado de Dios,
[Fulano b. Fulano, de los notables meriníes],
combatiente en el camino de Dios, defensor de la religión.
Dios le perdone, le muestre misericordia y le haga habitar en sus dilatados jardines.
Falleció el día … del mes de raŷab del año 663 H. (1265-1266).
La bendición de Dios sea sobre nuestro señor Muḥammad, sello de los profetas,
y sobre su familia pura y noble, con abundantes saludos de paz.


Conclusión

La lápida funeraria meriní de Jerez es un testimonio directo de un momento crucial en la historia de la ciudad: los años en que Šarīš pasó fugazmente a formar parte del dominio meriní bajo Abū Ṯābit. Su inscripción nos revela tanto la solemnidad de los epitafios oficiales como la proyección simbólica de una dinastía que quiso dejar huella de su poder en al-Andalus. Aunque deteriorada y en gran parte ilegible, su reconstrucción nos permite vislumbrar el mensaje central: la afirmación de una identidad religiosa y política a través de fórmulas que ligan al difunto con la yihad, la defensa del islam y la esperanza en la misericordia divina.

Conviene subrayar, sin embargo, que la lectura que aquí se ofrece es hipotética y basada en conjeturas razonadas, dado el estado de desgaste de la pieza. Su verdadero texto solo podrá esclarecerse mediante un estudio más detallado con apoyo de técnicas de documentación avanzadas: fotografía de alta resolución, análisis multiespectral, luz rasante y otras herramientas habituales en la epigrafía islámica, que permitan recuperar trazos invisibles a simple vista.

En definitiva, esta lápida no solo habla de un individuo, sino también de la memoria colectiva de un tiempo de transición, cuando Jerez fue escenario de las pugnas entre castellanos, nazaríes y meriníes. Su epigrafía, encuadrada en la tradición artística de la dinastía de Fez, nos recuerda que incluso en la piedra permanece grabada la huella de la historia.

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