Durante las obras de restauración de la iglesia de San Dionisio de Jerez en 1965, apareció una lápida funeraria de mármol, que actualmente se conserva y expone en el Museo Arqueológico Municipal de Jerez (nº de inventario: IG 0837). Las características del arco de herradura que enmarca la inscripción, así como el estilo epigráfico, en letra cursiva, apuntan a un contexto cronológico en torno a la presencia meriní en la zona, entre 1264 y 1267, cuando Jerez (Šarīš) estuvo en manos de Abū Ṯābit ʽĀmir b. Idrīs b. ʽAbd al-Ḥaqq, caudillo y señor de la ciudad.
Las lápidas funerarias meriníes, especialmente las destinadas a notables, cadíes o miembros de la élite militar, suelen seguir una estructura relativamente fija que consiste en:
Invocación inicial (basmala): “En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso”.
Identificación del difunto: fórmulas de humildad (al-ʽabd al-faqīr ilà Llāh) seguidas del nombre completo y, a menudo, de su genealogía o adscripción dinástica.
Elogios y títulos: en el caso de dignatarios, se incluyen epítetos como al-muŷāhid fī sabīl Allāh (“combatiente en el camino de Dios”) o nāṣir al-dīn (“defensor de la religión”).
Oración fúnebre: peticiones de perdón, misericordia y acceso al Paraíso.
Fecha de defunción: con la mención del día, mes y año de la Hégira.
Bendición final sobre el Profeta y su familia.
El marco epigráfico suele estar acompañado de un arco de herradura o lobulado que subraya el carácter sagrado del texto y lo integra en una estética oficial meriní, visible en otras piezas conservadas en Fez, Rabat, Salé, Ceuta y Algeciras.
La lápida jerezana, por tanto, encajaría plenamente en esta tradición oficial, lo que refuerza la hipótesis de que se trate de la sepultura de un personaje de relevancia en la etapa meriní de la ciudad. Desgraciadamente, el estado de conservación de la inscripción es bastante deficiente y sólo se adivinan algunas letras y palabras de lectura casi imposible en la parte baja de la pieza. Con todo, es posible hacer una hipotética reconstrucción del texto jerezano a partir de otras estelas meriníes, aunque por ahora es imposible dar con el nombre del personaje ni con la fecha exacta de su óbito. En mi libro de epigrafía jerezana (p. 64) publiqué una posible lectura de la penúltima línea de la inscripción, donde parece leerse un ṣallà Allāh ʽala sayyidi-nā Muḥammad. Asimismo, quise ver el mes de rabīʽ en la última. Sin embargo, un análisis más detenido de la pieza y la comparación con paralelos meriníes invitan a pensar que, en realidad, debe leerse raŷab (رجب), lo que encajaría mejor con la secuencia visible que ahora nos atrevemos a ampliar:
Texto árabe hipotético (reconstrucción)
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