sábado, 24 de septiembre de 2022

Šarīš Šiḏūna. El origen de una ciudad andalusí

La creación de la cora de Sidonia debe remontarse al año 743, momento en que las tropas o aŷnād del sirio Balŷ b. Bišr fueron repartidas en ocho circunscripciones diferentes (kuwar muŷannada), entre ellas Sidonia, correspondiente al ŷund de Palestina (Filisṭīn). Los miembros de estos contingentes militares ocuparon antiguas villae y poblaciones de origen romano o visigodo creando una red de alquerías sobre las que el Estado cordobés ejercería una fuerte fiscalidad. La capitalidad de la cora de Sidonia no recayó de modo permanente en una misma ciudad, sino que según lo extraído de las fuentes, cambió varias veces de ubicación entre los siglos VIII y X. Las razones de esa itinerancia las hemos buscado en los repartos territoriales de los nuevos contingentes militares de mediados del VIII, en la inseguridad de una costa sometida al constante peligro normando, y también, en las sucesivas revueltas de los clanes beréberes y árabes contra el poder político y fiscal impuesto desde Córdoba.


La ciudad principal de Sidonia hasta mediados del siglo IX fue Šiḏūna, heredera de la hispanorromana Assidona, enclave que a finales del VI se había convertido en el centro administrativo y espiritual de la comarca. Esta ciudad debemos localizarla en la Sierra de San Cristóbal, en el entorno del Castillo de Doña Blanca y el Pago de Sidueña, solar de la fenicia Asido, y no donde actualmente se halla Medina Sidonia. La ubicación de esta última, separada del mar y del río Guadalete unos treinta kilómetros al oeste y al norte, respectivamente, no concuerda con las noticias que aportan los autores grecolatinos y árabes. Medina Sidonia se alza sobre un cerro en el que, obviamente, no se levanta monte alguno con las características que describen las fuentes medievales y, como se ha señalado, no es el lugar habitual de asentamiento de una colonia fenicia. El topónimo Medina Sidonia proviene de Madīnat Ibn al-Salīm, también llamada Madīna (“Medina”), una fortaleza que había sido construida sobre los restos de alguna de las importantes urbes romanas que citan Plinio, Ptolomeo o el Ravenate, pero cuyo nombre desconocemos.


Estudios recientes afirman, no obstante, que tras la Segunda Guerra Púnica y la destrucción del Castillo de Doña Blanca, la población de Asido, allí asentada, debió de desplazarse hacia la actual Medina Sidonia, que fue la romana y visigoda Assidona. Sin embargo, tras la invasión musulmana, y debido al interés de la nueva autoridad por contar con un enclave portuario en la desembocadura del río Guadalete, la Sierra de San Cristóbal volvería a ocuparse en detrimento de Medina Sidonia. Esta hipótesis explicaría la errónea identificación que hace al-Ḥimyarī de las ciudades de Šiḏūna y Madīnat Ibn al-Salīm como una misma entidad, pero no aclara la nula o escasa presencia de restos materiales en Medina Sidonia pertenecientes al momento de la conquista. Es por ello por lo que seguimos pensando que en aquellos años Šiḏūna se localizaba en la Sierra de San Cristóbal, tal vez porque se erigía en un enclave ya preexistente que poco tendría que ver con la posterior madīna de los Banū l-Salīm, es decir, Medina Sidonia. Los restos de épocas romana y visigoda localizados en la cumbre y faldas de la sierra de San Cristóbal, nos animan a pensar que la Asidon o Assidona de las fuentes grecolatinas se ubicaba en el solar que luego ocupó la andalusí ŠiḏūnaSí es cierto que, como se ha venido señalando, a partir de las incursiones normandas del año 844-5, esta ciudad comenzó a perder su preponderancia a favor de otras urbes de la cora, en concreto Qalsāna y Šarīš (Jerez), que alternaron la capitalidad de la región al tiempo que se transformaban en centros intelectuales de relevancia, coincidiendo con el período de prosperidad económica que la cora tenía en tiempos de al-Ḥakam II.  

Tras el declive de Šiḏūna y de Qalsāna, en la segunda mitad del siglo X Šarīš se convirtió en la ciudad principal, o capital, de la cora de Sidonia, heredando el territorio y zona de influencia de la cercana Šiḏūna. Resulta significativa, en este punto, la identificación que hace Aḥmad al-Rāzī de ambas poblaciones en un pasaje que reproduce el historiador norteafricano al-Maqqarī (m. 1041=1632) sobre la asignación del ŷund de Palestina a Šiḏūna, y en el que se aclara وهي شريش, es decir, que aquélla es Šarīš, Jerez.

En 1239, el arzobispo de Toledo e historiador Jiménez de Rada, se basó en este mismo fragmento de al-Rāzī para afirmar que la ciudad árabe de Madīnat Ibn al-Salīm (la actual Medina Sidonia) se situaba entre el mar y aquella que ahora es Xarez (Jerez), y que en latín se llamó Assidona, aseveración que años más tarde repetirán la Primera Crónica General y, unos siglos después, Antonio de Nebrija.

En uno de sus últimos desvaríos contra mi persona, el profesor Fernando López Vargas-Machuca nos ha dado a conocer un interesante y, para muchos (un servidor entre ellos), desconocido opúsculo del polígrafo portorrealeño Juan Moreno de Guerra, titulado "Fundación de Xerez. Notas históricas sobre Jerez de la Frontera", Mauritania, XII, 1939, pp. 396-7. En sus dos páginas, y a partir de la lectura de la traducción al inglés del citado pasaje de al-Maqqarī por Pascual de Gayangos (The History of the Mohammedan Dinasties in al-Andalus, II, p. 46, que no 43), Moreno de Guerra coincide con los citados eruditos jerezanos del siglo XVIII, incluyendo en esta lista a Tomás Andrés de Guseme (1712-1774) y sus ideas sobre la inexistente Turdeto al hablar de Calsena, cuando afirma que Sidonia era la capital de la provincia visigótica de su nombre y como los árabes modificaron el emplazamiento de las ciudades antiguas, destruidas por la invasión, nuestra capital se trasladó algunos kilómetros más al Norte, a lugar más seguro, como alejado de la costa, más elevado y propio para cercarlo con fuertes muros, pero sobre todo más sano y lejos de las marismas [...] La nueva ciudad de Jerez no fué siempre capital de la cora, amelia o provincia; estuvo algún tiempo en Calcena, quizás la antigua Turdeto y hoy despoblado de Casinas, en la confluencia del Guadalete con el Majaceite, antiguo Guadalcacín, bajo el imperio de algún reyezuelo; estuvo en Arcos; a veces en Lebrija [...]; otra vez en Medina, donde se alzaban también en rebeldía los Beni Salim, que dieron nombre a la nueva población, conocida luego, por Medina Sidonia; y otra vez en Kadis [...]. Sin duda, el texto merece su inclusión en la bibliografía sobre el asunto, debido a las agudas conjeturas del ilustre portorrealeño.

Todos estos datos, y el que otras fuentes denominen a la ciudad Šarīš Šiḏūna revelan que Jerez terminó identificándose con su vecina Šiḏūna, de la que fue consecuencia y continuación tras su decadencia y la de Qalsāna. Así, leemos de nuevo en el propio al-Rāzī que […] Xerez Sadunia es nombrada entre todas las cibdades de Espanya, et en ella ha todas las bondades de la tierra et de la mar; que si vos yo quissiese contar todas las bondades della et de su termino, non podria. Et las aguas non se dannan como otras, et la su fruta dura mucho. Et Xerez es tan buena que le non puede escusar en lo mas de Espanya […]. También Ibn Ḥayyān llama a Jerez de la misma forma -Šarīš Šiḏūna- en el fragmento dedicado al ataque normando a la zona del año 844-5, en tiempos del emir ‛Abd al-Raḥmān II (m. 852); y aún en el siglo XIII, Ibn Diḥya sigue haciendo lo propio cuando menciona el lugar al que pertenecía la alquería de Jarana y la ciudad de residencia del poeta y cadí jerezano Ibn Lubbāl (m. 1187-8): Šarīš Šiḏūna, la Xerez Sidonis, de Sedueña o Sidonia de las crónicas castellanas medievales.

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