lunes, 20 de octubre de 2025

XXXII Simposio de la Sociedad Española de Estudios Árabes en Jerez

Entre el 17 y el 19 de octubre de 2025, Jerez se convirtió, por unos días, en capital del arabismo español. El XXXII Simposio de la Sociedad Española de Estudios Árabes (SEEA) trajo hasta nuestra ciudad a investigadoras e investigadores de universidades e instituciones de todo el país. Fue un encuentro de enorme calidad académica y, al mismo tiempo, un espacio de convivencia intelectual, con el apoyo del Ayuntamiento de Jerez —en el marco de la candidatura Jerez 2031 Capital Europea de la Cultura— y la colaboración del Centro de Estudios Históricos Jerezanos (CEHJ).

La coordinación corrió a cargo de Jorge Lirola, presidente saliente de la SEEA; de Paco Barrionuevo, presidente del CEHJ y director del Museo Arqueológico Municipal; y de quien escribe estas líneas, como miembro de ambas instituciones.

El programa fue tan variado como sólido: se presentaron proyectos digitales de referencia, como la base de datos al-Andalus Hispania por parte de Jorge Lirola y el estudio de Antonio Rodríguez Figueroa sobre los ríos andalusíes a partir de esta plataforma; se debatió sobre toponimia árabe (Robert Pocklington), sobre arqueología jerezana (Laureano Aguilar, con una magnífica intervención sobre murallas y alcázar) y sobre historia intelectual (mi propia ponencia acerca de los ulemas de Šarīš y la proyección cultural de nuestra ciudad en época andalusí).

De entre todas las sesiones, una de las más conmovedoras fue la de Carmen Ruiz Bravo-Villasante, que presentó el proyecto Paljordán – Museo de Palestina. No se trata solo de un museo digital, sino de una iniciativa viva, cultural y antropológica, destinada a preservar el patrimonio material e inmaterial del pueblo palestino en un contexto de amenaza y despojo. Paljordán combina exposiciones, publicaciones y actividades, e invita a cualquiera a hacerse amigo del proyecto o a colaborar con donaciones que sostengan esta labor de memoria. Fue un soplo de aire fresco, un recordatorio de que la investigación árabe no es arqueología del pasado, sino compromiso con el presente.

El Premio SEEA de Investigadores Noveles dejó también un excelente sabor de boca, con tres trabajos de enorme nivel: Salamo Barceló Ventayol (edición crítica de un poema doctrinal del šayj Mā al-ʿAynayn), Pablo García López (sobre el rap como forma de resistencia palestina) y Águeda Mancilla García (sobre la potestad judicial del sultán en la Granada nazarí). Fue esta última quien obtuvo el premio, aunque lo cierto es que los tres ponentes brillaron.

La asamblea del sábado confirmó la vitalidad de la SEEA, aprobó cuentas, actas y abrió la puerta a que Badajoz acoja la próxima edición. Y, sobre todo, eligió como nueva presidenta a Carmen Ruiz Bravo-Villasante, en un relevo que simboliza continuidad y compromiso.

Las jornadas se cerraron con dos visitas guiadas por Laureano Aguilar, primero al Museo Arqueológico y después, el domingo, al Alcázar de Jerez. Nada mejor para clausurar un simposio que poner los pies sobre la historia viva de la ciudad, paseando por los muros que durante siglos custodiaron su memoria.

El balance no pudo ser más positivo. Quienes estuvimos allí sentimos que Jerez se reafirmaba como lugar de referencia para los estudios árabes. Y también, que la reflexión académica sobre al-Andalus puede ser, al mismo tiempo, un ejercicio de memoria y un acto de resistencia cultural, como mostró Paljordán. Un fin de semana de debates, aprendizajes y amistades que quedará grabado en la historia intelectual de nuestra ciudad.

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