Abū Mūsà ʽĪsà b. ʽAbd Allāh al-Lajmī al-Ḏuŷŷī al-Šarīšī fue un poeta y maestro jerezano natural de Ḏuŷŷa, alquería que al-Ruʽaynī (Barnāmaŷ, 212, nº 112) sitúa en el distrito de Jerez y que se corresponde con el actual Cortijo de Ducha, a unos cuatro kilómetros al norte de la ciudad, en las cercanías del aeropuerto. Debió de nacer hacia la segunda mitad del siglo XII.
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Pago de Ducha. Mapa de los viñedos del marco de Jerez (1897) |
El propio Al-Ruʽaynī nos dice que se lo encontró en diversas ciudades, entre ellas Sevilla y Jerez, donde frecuentaba diferentes tertulias literarias. Concretamente, en el año 1218-9, era cadí de Šallabar, población de la jurisdicción de Jerez, entre ésta y Morón. Según Ibn ʽAskar (Ikmāl, 327-8), se estableció también en Málaga, de la que luego partió, sin que sepamos las fechas. Afirma Ibn al-Abbār (Tuḥfa, 248, nº 109) que aún estaba vivo en el momento de redactar su semblanza, lo que nos indica que debió de fallecer a mediados del siglo XIII.
De sus posibles maestros, el único nombre que nos ha llegado es el de Abū Isḥāq al-Zawālī, citado por Ibn ʽAbd al-Malik (Ḏayl, V, 497-8, nº 910) en la biografía de nuestro personaje. En cuanto a sus discípulos, sólo se da noticia de Abū l-Qāsim ʽAbd al-Karīm b. ʽImrān y de Abū l-Ḥasan al-Ruʽaynī.
Se conservan fragmentos de varias de sus casidas, la mayoría descriptivas, aunque al-Ruʽaynī afirma que sus versos adoptaban forma de zéjel, estrofa que, al parecer, dominaba. Conocemos también dos interesantes episodios protagonizados por este personaje. El primero de ellos nos lo acerca Ibn al-Abbār, de nuevo en la Tuḥfa, y en él relata que al-Duŷŷī fue azotado por orden del cadí de su ciudad debido a la perfidia de su lengua y a su codicia por los bienes ajenos. Al parecer, gustaba de recitar versos malsonantes y obscenos.
La segunda anécdota, más extensa, la encontramos en los Ikmāl de Ibn ʽAskar e Ibn Jamīs, en los términos siguientes:
Me contó Abū Mūsà al-Ḏuŷŷī: Oí un día un poema de estilo jafaŷī en el que un verso acerca de un caballo decía:
En cuanto a sus casidas, Ibn al-Abbār escoge, entre otros,
este fragmento (metro basīṭ, rima -ab):
Me dijeron: ¿Bebes después que ya tienes canas?
–Es por una extraordinaria circunstancia
–respondí– [que se da] en el hijo de la uva (=vino).
–Pues los años me han movido los dientes
y yo me bebo el vino, como buen parroquiano, para que [con él] se fortalezca el oro que ya se ha fundido.
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